CINCO
EMOCIONES BÁSICAS.
IRA: produce en nuestro organismo una energía que tanto
nos permitirá defender nuestro terreno físico como el psíquico. Gracias a ella,
podemos marcar claramente los límites que no se deben traspasar a cualquiera
que consideremos un “agresor”.
Es importante
liberarla de una manera adecuada, por que de lo contrario aparece la violencia
como una forma de expresar la impotencia.
Algunas
personas pueden argumentar que no siempre es posible ni recomendable ir
lanzando advertencias a los demás, por ejemplo, a nuestros superiores, a las
autoridades públicas o incluso a nuestra pareja; no obstante podemos aprender a
liberarnos “simbólicamente” dando golpes contra la almohada en un lugar
tranquilo, gritando, llorando; pero nunca “desviando” nuestra cólera hacia una
persona que no es responsable de ella.
MIEDO: es una sana emoción, que advierte del peligro y que
avisa de la necesidad de protegerse. Aún más, el miedo proporciona la energía
necesaria para acabar con una situación amenazante, bien sea enfrentándonos o
escapando de ella.
No obstante,
también existe otro miedo, obsesivo, que nos atormenta cuando no podemos
enfrentarnos cara a cara con las situaciones difíciles. Miedo a perder, a las
agresiones, a la enfermedad, a la traición. Es importante aprender a expresarlo
de un modo u otro; de lo contrario
nuestro psiquismo resultará gravemente afectado.
TRISTEZA: esta emoción desempeña un papel fundamental en nuestro
equilibrio y en nuestro bienestar, ya que
suaviza la tensión producida por cualquier clase de pérdida.
Estas
situaciones provocan un estado de tensión física más o menos intenso: una
contracción muscular aparece en la zona de la pelvis, sube hacia el abdomen, el
plexo solar, el pecho, sensación de tener el corazón oprimido, luego hacia el
cuello, para al fin materializarse en las lágrimas. Es importante permitir que
este estado de dolor se libere para recobrar el equilibrio de lo contrario se
gestarán innumerables de tensiones y dificultades físicas y emocionales como la
depresión.
AMOR: nadie cuestiona el amor, pero cuando se interfiere en su función natural y lo
canalizamos equivocadamente sobrevendrá la dependencia, la falta de autonomía y
la autoestima.
ALEGRÍA: la alegría como el amor es una emoción fértil. Este
sentimiento estimula la producción de endorfinas y otras hormonas del
bienestar, sustancias naturales y estimulantes que se originan en el cerebro.
Cuando las emociones primarias no se manejan y no se
expresan de manera adecuada, se convierten en emociones secundarias y es allí
donde empiezan a generar dificultades a nivel personal y relacional, a nivel
emocional y físico.
EMOCIONES PRIMARIAS
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EMOCIÓN NO ELABORADA
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IRA - CÓLERA
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RENCOR- AGRESIVIDAD
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MIEDO
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ANSIEDAD
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TRISTEZA
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DEPRESIÓN
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AMOR
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DEPENDENCIA
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ALEGRÍA
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EUFÓRIA- MANÍA
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