¿Perdonar? De qué me sirve…
Cuando
hablamos de perdón, no nos estamos refiriendo a otra cosa diferente que
liberarnos de las propias ataduras. El perdonar
no es ceder ante las peticiones del otro, simplemente es decidir no
cargar con sentimientos negativos que lo único que logran es intoxicar el
propio organismo y desequilibrarnos emocional, espiritual y físicamente.
Robin
Casarjian una escritora y terapeuta norteamericana para referirse al perdón dice: “El perdón es el medio para reparar lo que
está roto. Coge nuestro corazón roto y lo repara. Coge nuestro corazón atrapado
y lo libera. Coge nuestro corazón manchado por la vergüenza y la culpa y lo
devuelve a su estado. El perdón restablece
la capacidad y libertad para amar”.
En
muchas ocasiones más que perdonar a los demás es importante empezar a
perdonarnos a nosotros mismos, por ser
imperfectos, por equivocarnos, por no ser exactamente como quisiéramos que
fuéramos o como los demás desearían que sintiéramos, pensáramos y actuáramos.
Para
muchos, perdonar resulta sinónimo de debilidad, dejarse de los demás, ser
“tonto” o no tener carácter. En este caso existe una errada idea de lo que es
realmente el perdón.
Perdonar
no significa aceptar o estar de acuerdo con los comportamientos y actitudes
inadecuadas, tampoco lo es tener que estar al lado de personas que no deseamos
estar y nos hacen daño o impiden nuestro proceso de vida. Podemos perdonar y
tomar la decisión de no continuar una relación. El perdón tiene que ver más
bien con el cómo nos sentimos con relación a nosotros mismos y a las demás
personas. Es un estado interno no una
situación.
En
muchas ocasiones se “solapa”, se confunde el perdón con la falsa aceptación. Se
transforma la rabia en entendimiento, puesto que este es más aceptado
socialmente. Para poder llegar al perdón es fundamental primero expresar la
rabia, los miedos, las inseguridades, el malestar. De lo contrario quedará
guardada y se detonará, revertirá en el
momento menos esperado y de la forma menos indicada. El rencor y la ira
reprimida, dificulta la capacidad para dar y recibir, la capacidad para amar.
El
teólogo y filósofo Paul Tillich escribió: “El perdón es una respuesta, la
respuesta implícita en nuestra existencia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario